lunes, 30 de enero de 2012

Cokys.

Tengo perfectamente claro que hay bastante hipocresía en mis intenciones con este texto debido a que consumo carne y otros productos que vienen de la crueldad hacia los animales. Espero que esto no opaque el verdadero punto que quiero tocar y la anterior aclaración no sea un argumento para deslegitimar lo que viene.

Acabo de ver un video donde unos héroes de la patria matan a un perro con sus fusiles, algo terrible, repugnante e inexcusable, pero lo que más me inquieta del hecho es que la mayor preocupación de lo sucedido es el uso que se le dio a las armas destinadas para otros fines como se aclara en el video. Los asuntos humanos, los asuntos de guerra sobre la vida es algo que me hace sentir particularmente desubicada.

La Biblia, el antiguo testamento específicamente, nos habla del planeta, de los animales como utensilios que están al servicio del hombre, en el derecho solo figuran como propiedad de los humanos y efectivamente la gran mayoría de personas ven a los animales como lo anterior. Desde la ciencia se argumenta con la evolución y la superioridad genética las razones por las cuales el hombre como especie, es superior y sin lugar a dudas el dueño legítimo de la Tierra, la cabeza de la jerarquía de todos los seres vivos.  Pero todo lo que vemos alrededor es la prueba que en realidad de líderes no vamos nada bien. El egoísmo entre nuestra raza y por supuesto el especismo es algo que se consolida y reproduce culturalmente desde hace siglos y por esto mismo no propongo ni pretendo acabar con esta concepción en cuestión de poco tiempo y mucho menos con este escrito.

Lo que si considero clave en el asunto es que como seres vivos por lo menos tratemos  (aunque el maestro Yoda diga que ¨Do or do not there is no try¨) de entender la vida en un sentido universal y no limitarse al pobre e ingenuo plano humano.  El texto no tiene pretensiones de invitación a algún actuar o pensar en específico pero estaría bastante bien que generara inquietudes, no tengo un plan armado ni buenas propuestas para cambiar lo que me molesta respecto a este tema pero sentí una inmensa necesidad de pronunciarme sobre lo comentado. Podría decirse que actúo por mi comodidad y por egoísmo, el mismo que critiqué en el párrafo anterior.

Para facilitar el aprendizaje hacemos relaciones y mis relaciones casi siempre (siempre) tienen que ver con la ciencia ficción o los cómics. ¨El planeta de los simios¨ es un ejemplo de ¨recibir una dosis de su propia medicina¨ posiblemente lo que haga falta a la humanidad entera experimentar para cambiar la manera de pensar y actuar frente a los animales, así sea por conveniencia.

Muchas veces pienso que si nos tratamos así* entre nosotros por qué habría de sorprendernos que tratemos así a los animales.

*Con ¨así ¨ me refiero a malparidos gonorreas hijueputas.

tobiasarturo.

Hambre de banquero

Los seres humanos algún día acabaremos con el mundo pero es probable que antes de que llegue el apocalipsis los banqueros acaben con la raza humana. Entonces serán ellos los que, en medio de una explosión de caviar, coñac y mármol, verán el fin de los tiempos después de haber digerido a cuanto ejemplar de homo sapiens pisó alguna vez la tierra. Porque la ambición de un banquero, y de un billonario en general, es infinita e insaciable, y no existe alimento, bebida o fin que colme las expectativas de estos personajes.

En Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty, tal vez uno de los videojuegos más innovadores en todos los aspectos, desde una historia más allá de lo imaginado alguna vez por los creativos de Nintendo hasta un variado surtido de acciones y formas de jugar a los espías, la verdadera fuerza que mueve al mundo detrás del tinglado político son un grupo de hombres ricos y poderosos llamados “Los Patriotas”, que alguna vez se pusieron de acuerdo para controlar la sociedad entera a su antojo. La forma última de manipulación en el juego será una red censuradora que cuele y restrinja el contenido innecesario que circula en medios digitales. ¿Algún parecido con la realidad? Es probable. A lo mejor después de haber visto el lujo y el derroche, la abundancia brotando por un agujero en un palacete, el último juguete en el inventario de un banquero sea una sociedad.

Porque después de haberlo visto todo, comprado todo, tocado todo y sentido todo ¿Qué más puede saciar el asombro de un billonario? Cuando todo lo comprable se puede comprar y todo lo comible se puede comer ¿Qué puede llamar la atención de un ser humano? Por ejemplo ¿Qué desea un millonario para el desayuno? Yo sueño con levantarme un día y encontrar una mesa servida de pancakes, ponqués, panes de todas las latitudes del mundo, waffles, huevos revueltos con champiñones, maíz, queso, salami y cuanto ingrediente revolbible existe, pizzas frías que sobraron de un fiestón la noche anterior y cerveza helada con mariscos. Sueño con hacerlo realidad un día y puedo hacer de esto el objetivo último de mi vida. Un banquero en cambio solo tiene que hacer una llamada y ahí estará la mesa acompañada de dos más con bocados y delicias que mi mente todavía no ha imaginado. Un billonario no sacia sus ambiciones con esto. Por eso tal vez hayan escogido el siglo XXI, el año 2012, para agregar a su colección la próxima de sus propiedades: una civilización para jugar todos los días al papá y a la mamá.

Jose @joserueda123

domingo, 29 de enero de 2012

Se mejor hombre que tu padre II.


Fringe de J.J. Abrams (Lost, Super 8, Alcatraz, Person of Interest, Star Trek XI, Alias, etc) es una de mis series favoritas. La primera parte de este desconocido escrito trataba de lo sorprendida que quedé con el final de la tercera temporada. No ha cambiado mi parecer frente a aquellas apreciaciones que hice anteriormente pero ahora me encuentro un poco decepcionada con la serie. La amo con todo mi corazón, la razón por la que no salgo los viernes en la noche (tampoco es que haga de a mucho los fines de semana o entre semana o alguna vez en la vida) es porque me quedo esperando en frente de Cuevana o Pelispedia a que suban el último capítulo de Fringe.  De hecho todo lo que ha sucedido últimamente con Megaupload me tiene sumamente preocupada porque si llegaran a aniquilar estas bases de datos, páginas  y no se cómo más llamarlas, no tendría nada en mi vida en general, ya que un gran porcentaje de mi vida está en la Internet.

Entonces, aparentemente Fringe lo tiene todo pero la cuarta temporada no ha hecho más que partirme el corazón por lo aburrido que se ha puesto todo, en especial las versiones alternas de los personajes principales (Lincoln Lee  me parece un mamerto en todos los universos). Creo que  la ciencia ficción es un género que nos brinda la posibilidad de las imposibilidades pero en la cuarta temporada todo parece reducirse a demostrar que los actores pueden interpretar varias personalidades ni tan diferentes a la vez. 

Algo a favor de la serie es el personaje del Observador, o mejor dicho los Observadores. La intriga de sus misiones y objetivos son un gancho a la serie pero me gustaría que mostraran un poco más de ellos, no que revelaran todos sus secretos de una vez pero sería increíble que pudiéramos ver ¨tantico¨ más sobre estos lampiños y curiosos sujetos.

No me había obsesionado tanto con un show de ciencia ficción desde Los Expedientes Secretos X, se promocionaba a Fringe como la sucesora de esta legendaria serie. Sin lugar a dudas Fringe tiene similitudes con Los Expedientes pero también tiene la fuerza, los personajes y la trama suficiente como para no ser clasificada como una copia o wanna be del universo de Mulder y Scully.

Esta es de esas veces en la vida que prefiero estar equivocada y los escritores de la serie me sorprendan y le den a Fringe lo que le hace falta para continuar con la excepcionalidad que mostró en anteriores temporadas.


tobiasarturo.


* imágen tomada de http://allseriesmag.wordpress.com/2008/09/03/mas-posters-de-fringe/fringe-comp-prints-35/

sábado, 28 de enero de 2012

De la comida

Hace ya unos 5 meses que terminé en Estados Unidos, viviendo entre desalmadas hamburguesas y vecino de algunos tacos precocidos. Antes de llegar, convencido de las maravillas de la comida rápida verdaderamente rápida, hacía cuentas que incluían almuerzos más baratos que un corrientazo en los que planeaba quebrar la confianza americana, y de paso al sistema, tomando navegables cantidades de gaseosa (cuando fuese ilimitada, por supuesto).  En algún momento pensé que a partir de cierta cantidad de servidas, ellos perdían y yo ganaba. No podía estar más equivocado: uno siempre pierde.

La cosa no es simple. Yo, al menos, siempre me consideré “de fácil adaptación al cambio” y de  un espíritu y estomago juvenil capaz de digerir cualquier porquería. Al final ha resultado que no. Que si bien sigo convencido de que me describirían en una entrevista de Señal Colombia como alguien “pilo y descomplicado”, mi estomago es más Colombiano que mi pasaporte (y con esto me refiero a habituado y no a come mierda). En cuestión de días, el sabor imaginario de la comida chatarra del norte del continente que fabriqué viendo miles de comerciales de televisión, se desvaneció por el real, simple, y que hace revolver el estomago.

Unas semanas luego de llegar, me atreví a cocinar almuerzos para llevar al trabajo, recordando siempre que jamás había cocinado nada de verdad (asar salchichas con el tenedor directamente sobre el fogón no cuenta). El experimento no salió mal y, excepto por un par de malas mediciones que resultaron en varios portacomidas llenos de espagueti para casi una semana completa, el sabor estuvo aceptable y el estomago contento.

Como era de esperarse, las pastas con pollo y champiñones de la primera semana se convirtieron en arroz y frijoles en la segunda y luego en un sándwich de atún. Hace unos meses, por ejemplo, almorcé huevos revueltos por una semana.

Una vez, ansioso por probar de nuevo alguna delicia gastronómica tradicional de Bucaramanga, me di en la tarea de buscar algún restaurante en el que pudiera, a través de un buen plato, sentir que estaba de vuelta en casa. Finalmente, y aunque jamás igual al elaborado por generaciones de Santandereanos, encontré un arroz chino que casi me baja una lagrima.

Alguien tiene que enseñarle a esta gente a comer o al menos a etiquetar las botellas con “agua blanca” y no con “leche”, porque todas las mañanas mi cereal flota sobre un éter soso ni cercano a la “milk” prometida en el empaque.

Mi factura del mercado cada vez es más coherente y ya sé preparar un par de cosas a medias. Probablemente como ya estoy más cerca del pasaje de vuelta que el de ida, mis tripas han decidido taparse los ojos y no poner problema, así que de vez en cuando, me paso por el Taco Bell cerca del trabajo y almuerzo allá, donde sé que me escupen la comida, pero al menos me atienden en español.

Juan @jmrey11